En mayo de 2024, una tormenta solar de intensidad rara golpeó la Tierra, ofreciendo más que un espectáculo de auroras boreales. Generó fenómenos inesperados en el espacio cercano a nuestro planeta.
Esta tormenta solar no solo perturbó las comunicaciones GPS, sino que también creó dos nuevos cinturones de radiación temporales alrededor de la Tierra. Estos cinturones, situados entre los dos cinturones de Van Allen permanentes, sorprendieron a los científicos por su composición y duración.
La tormenta solar de mayo de 2024 creó dos cinturones de radiación adicionales, intercalados entre los dos cinturones de Van Allen permanentes. Uno de ellos, representado en violeta, contenía una población de protones, otorgándole una composición única nunca antes observada. Crédito: NASA's Goddard Space Flight Center/Johns Hopkins University, Applied Physics Laboratory.
El descubrimiento fue posible gracias al satélite CIRBE, un CubeSat de la NASA que "milagrosamente" volvió a funcionar después de una falla. Este evento permitió capturar datos únicos sobre estos nuevos cinturones de radiación, incluyendo la presencia inédita de protones en uno de ellos.
Los cinturones de Van Allen, compuestos por partículas energéticas atrapadas por el campo magnético terrestre, son importantes para la seguridad de los vuelos espaciales. La formación de estos nuevos cinturones temporales, especialmente el que contenía protones, representa un avance significativo en nuestra comprensión de las interacciones entre el Sol y la Tierra.
La duración excepcional de estos cinturones, en particular el que contenía protones, intrigó a los investigadores. A diferencia de los cinturones temporales anteriores, que desaparecían en unas semanas, estas nuevas estructuras persistieron durante varios meses, ofreciendo una ventana de observación única.
El papel del CubeSat CIRBE en este descubrimiento es notable. A pesar de una falla inicial, pudo reanudar sus funciones justo a tiempo para registrar los efectos de la tormenta solar, proporcionando datos valiosos sobre la dinámica de los cinturones de radiación.
Este descubrimiento subraya la importancia de las misiones espaciales, incluso las más modestas, en la exploración y comprensión de nuestro entorno espacial. Abre nuevas perspectivas para la predicción de los efectos de las tormentas solares en las tecnologías terrestres y espaciales.
¿Qué es un cinturón de radiación?
Los cinturones de radiación, también conocidos como cinturones de Van Allen, son zonas del espacio alrededor de la Tierra donde partículas cargadas, como electrones y protones, quedan atrapadas por el campo magnético terrestre. Estas partículas, provenientes principalmente del viento solar, son aceleradas a velocidades cercanas a la de la luz.
Estos cinturones juegan un papel crucial en la protección de la Tierra contra las radiaciones solares y cósmicas. Sin embargo, también representan un peligro para los satélites y los astronautas, debido a los altos niveles de radiación que contienen.
El descubrimiento de nuevos cinturones de radiación temporales, como los observados después de la tormenta solar de mayo de 2024, ofrece una oportunidad única para estudiar la dinámica de estas estructuras y su impacto en el entorno espacial.
Comprender cómo se forman y evolucionan estos cinturones es esencial para mejorar la seguridad de las misiones espaciales y para proteger las tecnologías terrestres de los efectos de las tormentas solares.
¿Cómo afectan las tormentas solares a la Tierra?
Las tormentas solares son erupciones masivas de partículas cargadas y radiaciones electromagnéticas provenientes del Sol. Cuando llegan a la Tierra, pueden interactuar con el campo magnético terrestre, provocando auroras boreales y australes, pero también perturbaciones en las comunicaciones de radio y los sistemas GPS.
Estas tormentas también pueden aumentar la densidad de los cinturones de radiación alrededor de la Tierra, como se observó después de la tormenta solar de mayo de 2024. Este aumento puede representar riesgos adicionales para los satélites y los astronautas, debido a la mayor exposición a las radiaciones.
El estudio de los efectos de las tormentas solares en el entorno espacial es crucial para desarrollar estrategias de protección para las tecnologías espaciales y terrestres. Los datos recopilados durante estos eventos permiten a los científicos comprender mejor los mecanismos en juego y predecir los impactos futuros.
La tormenta solar de mayo de 2024, con la formación de nuevos cinturones de radiación, proporcionó información valiosa sobre cómo estos eventos extremos pueden modificar el entorno espacial alrededor de la Tierra.