Un estudio reciente, publicado en
PLOS ONE, examinó a los perros que viven cerca de la central nuclear de Chernóbil y a los de la ciudad, ubicada a solo 16 kilómetros. Los investigadores querían entender si las radiaciones habían causado mutaciones genéticas en estos perros a lo largo de las generaciones.
Fue una sorpresa. Contrario a lo que se podría pensar, los resultados muestran que las radiaciones no son la causa de las diferencias genéticas observadas entre estos dos grupos de perros. Los científicos analizaron su ADN en detalle, buscando mutaciones relacionadas con la reparación de los daños causados por las radiaciones, pero no encontraron nada significativo.
Entonces, ¿por qué estos perros son genéticamente diferentes? Los investigadores creen que otros factores, como la presión selectiva, podrían estar jugando un papel. Por ejemplo, los perros que sobrevivieron al desastre podrían haber transmitido rasgos genéticos que les ayudan a vivir mejor en este entorno difícil.
Además de este estudio, otra investigación mostró que las garrapatas y las enfermedades que transmiten difieren entre los perros de la central y los de la ciudad. Este segundo estudio, publicado en
Parasites and Vectors, sugiere que los entornos de los dos grupos de perros no son los mismos.
Estos estudios destacan la importancia de comprender mejor los efectos de los desastres ambientales en los animales y los humanos. Esto podría ayudar a proteger a las poblaciones futuras en zonas contaminadas.
¿Qué es la presión selectiva?
La presión selectiva es un "filtro" natural que influye en qué rasgos genéticos se vuelven más o menos frecuentes en una población. Por ejemplo, si un rasgo genético ayuda a un animal a sobrevivir y reproducirse, tiene más probabilidades de ser transmitido a las siguientes generaciones.
En Chernóbil, los perros que sobrevivieron podrían tener rasgos genéticos que les ayudan a resistir mejor las condiciones difíciles, como la falta de alimento o la presencia de depredadores.
¿Cómo se estudian las mutaciones genéticas?
Para estudiar las mutaciones genéticas, los científicos analizan el ADN de los organismos. Utilizan técnicas de secuenciación para examinar los genes y detectar cambios en la secuencia de nucleótidos (los "bloques" que componen el ADN). En el caso de los perros de Chernóbil, los científicos buscaron mutaciones que podrían estar relacionadas con la exposición a las radiaciones, pero no encontraron ninguna significativa.
Estas investigaciones ayudan a comprender cómo los animales se adaptan a entornos difíciles y qué riesgos podrían existir para los humanos que viven en zonas contaminadas.