Los átomos, esos diminutos constituyentes de la materia, son invisibles a simple vista, pero su interacción moldea nuestra realidad. Sin embargo, la noción de "contacto" entre ellos es mucho más compleja de lo que parece.
A diferencia de los objetos macroscópicos, los átomos no poseen una superficie definida. Su estructura, compuesta por un núcleo rodeado de una nube de electrones, dificulta la determinación de un punto de contacto preciso. Según Christopher Baird, físico de la Universidad West Texas A&M, el "tocar" atómico debe ser más bien considerado como una interacción que provoca efectos físicos o químicos.
Los electrones, en constante movimiento alrededor del núcleo, crean una zona difusa donde los átomos pueden superponerse. Es esta superposición la que permite la formación de enlaces químicos, un fenómeno esencial para la cohesión de la materia. Así, el "tocar" atómico es más una cuestión de interacción que de proximidad física.
Las fuerzas en juego en estas interacciones son múltiples: electromagnetismo, gravedad... En los sólidos y los líquidos, los átomos se unen químicamente, mientras que en los gases, chocan de manera aleatoria. Estos mecanismos variados ilustran la diversidad de los contactos a escala atómica.
En condiciones extremas, como las recreadas en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, las colisiones atómicas pueden incluso dar lugar a nuevas partículas subatómicas. Estos experimentos reproducen fenómenos similares a los que ocurrieron poco después del Big Bang, ofreciendo una visión de los orígenes del Universo.
En definitiva, aunque los átomos no se "toquen" en el sentido tradicional, sus interacciones son la base de todo lo que nos rodea. Sin estos contactos invisibles, la materia no podría mantener su estructura, y las reacciones químicas, las vibraciones o incluso el calor no existirían.
¿Qué es la mecánica cuántica?
La mecánica cuántica es una teoría fundamental que describe el comportamiento de las partículas a escala atómica y subatómica. Difiere radicalmente de la física clásica, ya que introduce conceptos como la dualidad onda-partícula y el principio de incertidumbre. Estos descubrimientos han revolucionado nuestra comprensión de la materia y la energía.
Una de las características clave de la mecánica cuántica es la noción de superposición. Una partícula puede existir en varios estados simultáneamente hasta que se realiza una medición. Este fenómeno se ilustra con el famoso experimento mental del gato de Schrödinger, que muestra la naturaleza contraintuitiva de esta teoría.
Otro principio fundamental es el entrelazamiento cuántico, donde dos partículas pueden vincularse de tal manera que el estado de una influye instantáneamente en la otra, incluso a gran distancia. Albert Einstein calificó este fenómeno como "acción fantasmal a distancia", pero ha sido confirmado por numerosos experimentos.
La mecánica cuántica tiene aplicaciones prácticas en campos como la computación cuántica, la criptografía y los materiales avanzados. Sigue planteando preguntas profundas sobre la naturaleza de la realidad, impulsando a los científicos a repensar las bases mismas de la física.