Explotar la rotación terrestre para producir electricidad: ¿la energía verde del mañana? ⚡

Publicado por Cédric,
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Physical Review Research
Otros Idiomas: FR, EN, DE, PT
Investigadores estadounidenses han medido un voltaje eléctrico mínimo al aprovechar el campo magnético terrestre en el movimiento de rotación de la Tierra. Este descubrimiento, aunque modesto, revive un debate científico de casi dos siglos.

La idea de producir electricidad gracias a la rotación de la Tierra no es nueva. Sin embargo, un equipo dirigido por Christopher Chyba (Universidad de Princeton) acaba de publicar resultados sorprendentes en Physical Review Research. Su dispositivo experimental, diseñado con precisión, generó una corriente continua de unos pocos microvoltios, abriendo perspectivas intrigantes.



Un principio teórico largamente cuestionado


Desde el siglo XIX, Michael Faraday se preguntaba sobre la posibilidad de aprovechar el campo magnético terrestre para producir energía. Sus experimentos, basados en el principio de inducción electromagnética, sin embargo, no habían tenido éxito, debido a las propiedades uniformes del campo magnético terrestre. En tal entorno, las fuerzas eléctricas inducidas por el movimiento de un conductor tienden a anularse mutuamente, impidiendo la generación de una corriente continua. Esta limitación teórica fue considerada durante mucho tiempo como una barrera infranqueable.

En 2016, Christopher Chyba y su equipo reforzaron esta conclusión al publicar una demostración matemática que probaba la imposibilidad del proceso. Sin embargo, al reexaminar sus hipótesis, los investigadores identificaron una excepción: el uso de un material magnético específico, moldeado en forma cilíndrica hueca, podría perturbar localmente la configuración del campo magnético. Esta particularidad permitiría evitar la anulación de las cargas eléctricas y mantener un voltaje medible.

Su experimento se basa en un tubo compuesto de ferrita de manganeso-zinc, un material elegido por su capacidad para facilitar la difusión magnética. Orientado en un ángulo preciso respecto al campo magnético terrestre, este dispositivo fue colocado en una habitación oscurecida para eliminar cualquier interferencia fotovoltaica. Tras descartar otras fuentes de voltaje, como los efectos termoeléctricos, los investigadores registraron una señal de 17 microvoltios, que atribuyen a la rotación de la Tierra. Aunque este valor es extremadamente bajo, coincide con las predicciones teóricas de su modelo revisado.

Este descubrimiento revive así un antiguo debate científico, sugiriendo que ciertas configuraciones materiales podrían sortear las limitaciones clásicas del electromagnetismo. Sin embargo, la comunidad científica se mantiene cautelosa, ya que el efecto observado es minúsculo y requiere condiciones experimentales muy controladas. El siguiente paso consistirá en reproducir estos resultados de manera independiente, para confirmarlos o refutarlos.

Resultados por confirmar


Si el experimento realizado por el equipo de Christopher Chyba parece prometedor teóricamente, sus implicaciones prácticas aún están por demostrarse. El voltaje de 17 microvoltios medido, aunque conforme a las predicciones, representa una energía ínfima - a modo de comparación, equivale a menos de una milésima parte del voltaje producido por una pila de botón. Un valor tan bajo hace particularmente difícil distinguir entre un efecto físico real y posibles artefactos experimentales, como corrientes parásitas o variaciones térmicas residuales.

Varios científicos ya han expresado sus dudas sobre la interpretación de los resultados. Rinke Wijngaarden, físico de la Universidad Libre de Ámsterdam, señala que sus propios intentos por reproducir el fenómeno en 2018 no arrojaron resultados concluyentes. Para disipar estas incertidumbres, los investigadores deberán multiplicar las verificaciones experimentales, variando las condiciones de prueba (latitud, altitud, momento del día) y mejorando la sensibilidad de los instrumentos de medición. La comunidad científica insiste especialmente en la necesidad de una reproducción independiente por otros laboratorios, único aval de fiabilidad para un descubrimiento tan controvertido.

Incluso admitiendo la validez del principio físico subyacente, su aplicación práctica no sería sencilla. Los investigadores estiman que habría que multiplicar considerablemente la eficiencia del dispositivo para obtener una potencia utilizable. Sin embargo, las ecuaciones actuales no garantizan que esto sea posible con los materiales existentes. Además, una explotación a gran escala plantearía cuestiones éticas y ambientales: de hecho, la energía producida provendría directamente de la rotación terrestre, pero si quisiéramos generar suficiente electricidad para satisfacer al planeta, este método tendría como impacto... ¡ralentizar dicha rotación (a un ritmo de unos 7 milisegundos por siglo según los primeros cálculos)!

En el estado actual del conocimiento, esta línea de investigación sigue siendo principalmente teórica. Como reconoce prudentemente el propio Christopher Chyba, "nuestras ecuaciones muestran cómo podría lograrse tal evolución, pero eso es muy diferente a demostrar su viabilidad". Los próximos años dirán si este enfoque innovador puede superar la etapa de curiosidad científica para convertirse en una verdadera fuente de energía alternativa, o si pasará al catálogo de bellas ideas físicamente posibles pero tecnológicamente inviables.
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