Estos objetos cotidianos de plástico negro contienen sustancias cancerígenas

En nuestras cocinas, algunos objetos esconden amenazas inesperadas. El plástico negro de los utensilios de cocina podría ser más peligroso de lo que parece. Un estudio reciente da la voz de alarma.

Productos químicos tóxicos, conocidos como retardantes de llama, estarían presentes en estos objetos cotidianos. Y esto podría tener consecuencias graves para nuestra salud.


Los retardantes de llama se utilizan normalmente en los dispositivos electrónicos para prevenir incendios. Pero durante el reciclaje de estos plásticos, terminan accidentalmente en nuestros utensilios de cocina.

El estudio publicado en Chemosphere revela que el 85 % de los productos analizados que contienen más de 50 ppm (partes por millón) de bromo, contenían estos compuestos tóxicos. Estos liberarían sustancias cancerígenas y disruptores endocrinos cuando son calentados. Esto concierne a productos negros, como los utensilios de cocina, pero también a juguetes para niños, cepillos para el cabello o envases de alimentos, por ejemplo.

Los investigadores han medido niveles de estos productos químicos muy superiores a los límites permitidos. Algunas espátulas y cucharas de plástico negro analizadas contienen hasta 22,8 gramos de retardantes de llama por kilogramo. Al usar estos utensilios, podríamos absorber 34,7 microgramos de retardantes de llama al día.

Afortunadamente, existen soluciones. Los investigadores recomiendan reemplazar los utensilios de plástico negro por alternativas más seguras, como el acero inoxidable o la madera no tratada. Pero cuidado: incluso la madera o el silicón no están exentos de riesgos. Es esencial verificar que sean de buena calidad y que no estén tratados con productos químicos.

Mientras se implementan regulaciones más estrictas, es preferible optar por materiales inertes y resistentes al calor para reducir la exposición a estas sustancias tóxicas.

¿Por qué son peligrosos los retardantes de llama para la salud?

Los retardantes de llama son sustancias químicas que se añaden a diversos materiales para ralentizar la propagación de un incendio. Se utilizan ampliamente en productos electrónicos, muebles y otros objetos de la vida diaria. Sin embargo, numerosos estudios han revelado sus efectos perjudiciales para la salud humana.

Estos compuestos suelen incluir productos bromados (como el decabromodifeniléter o decaBDE), los cuales son particularmente preocupantes. De hecho, estas sustancias pueden acumularse en el cuerpo humano y están asociadas a problemas graves, como cánceres, alteraciones hormonales (disruptores endocrinos) y efectos tóxicos en el desarrollo infantil. Una exposición prolongada, incluso a dosis bajas, puede provocar una acumulación peligrosa de estas sustancias tóxicas en el organismo.

Los plásticos reciclados utilizados para fabricar algunos objetos cotidianos, como los utensilios de cocina o los juguetes, pueden estar contaminados con estos retardantes de llama, lo que expone a los consumidores a riesgos mayores, especialmente cuando estos objetos son calentados o están en contacto directo con alimentos.