El Sahara se vuelve verde, y esto podría (re)cambiar nuestro clima 🌱

Publicado por Adrien,
Fuente: Climate of the Past
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La simple mención del Sahara suele evocar un desierto inmutable, hostil y fijo en su aridez. Sin embargo, hace varios milenios, esta región presentaba un rostro completamente diferente, con paisajes verdes que se extendían por kilómetros, transformando este desierto en un lugar donde la vida florecía.


Entre 11 000 y 5 000 años antes de nuestra era, durante el Holoceno, los cambios en la órbita terrestre aumentaron la cantidad de radiación solar durante el verano boreal. Esta variación astronómica, junto con una intensificación de los monzones en África, creó condiciones más húmedas, favoreciendo la aparición de arbustos persistentes en una parte del Sahara.

Simulaciones numéricas recientes, publicadas en Climate of the Past, revelan que esta "vegetalización" del Sahara influyó profundamente en el clima del hemisferio norte. Los investigadores, liderados por el Dr. Marco Gaetani, observaron modificaciones atmosféricas que se extendieron mucho más allá del continente africano.

Uno de los mecanismos identificados concierne el desplazamiento de la circulación de Walker, un sistema de bucles de aire que regula los flujos atmosféricos en los trópicos. Este desplazamiento hacia el oeste reorganizó las corrientes en chorro, especialmente en el Atlántico Norte, intensificando su actividad en verano y modificando su trayectoria en invierno.

Esta transformación causó efectos climáticos diversificados. Europa occidental experimentó inviernos más fríos y veranos más cálidos, mientras que Europa central se calentó durante todo el año. En la cuenca mediterránea, los veranos se volvieron más secos, mientras que Asia central se benefició de mayores precipitaciones.


Comparación de los modelos climáticos para temperaturas y precipitaciones durante el Holoceno.
Crédito: Climate of the Past (2024). DOI: 10.5194/cp-20-1735-2024

Otro factor crucial fue la reducción de las emisiones de polvo desértico, que disminuyeron en un 80 %. Con una superficie vegetal más oscura, el albedo del Sahara pasó de 0,30 a 0,15, amplificando el calentamiento tropical y favoreciendo el reciclaje del agua en la atmósfera.

Esta vegetalización no solo remodeló las tierras, sino que también influyó en los océanos, afectando oscilaciones como la del Atlántico Norte, conocida por su papel en la regulación de las presiones atmosféricas y las precipitaciones en los continentes circundantes.

Hoy en día, los investigadores se preguntan sobre los paralelismos con las evoluciones contemporáneas. Bajo el efecto del cambio climático, el Sahara parece estar recuperando zonas verdes. Están surgiendo corredores vegetales que transforman el ecosistema y ofrecen nuevas oportunidades para la biodiversidad en esta región que durante mucho tiempo se consideró estéril.

Estas observaciones refuerzan la idea de un Sahara dinámico, donde interacciones complejas entre el clima, la vegetación y las actividades humanas continúan moldeando el futuro de este desierto.
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