La caída de un inmenso meteorito hace 65 millones de años marcó el fin de la mayoría de los dinosaurios. Pero no de todos. Las aves, los últimos dinosaurios vivientes, prosperaron después de este evento.
Los científicos han intentado durante mucho tiempo organizar las aproximadamente 10,000 especies de aves en un árbol genealógico claro, para comprender cómo estos supervivientes de los dinosaurios conquistaron los cielos. Sin embargo, la tarea resultó ser más complicada de lo previsto, incluso con la llegada de la secuenciación de ADN a bajo costo.
De hecho, una anomalía genética largamente pasada por alto recientemente ha revelado que el árbol genealógico de las aves es mucho más complejo de lo que se pensaba, trastocando nuestra comprensión de su evolución y la de otros organismos.
Dos nuevos estudios revelan que lo que llevó a error a los científicos es una sección de un cromosoma que, en lugar de mezclarse con el ADN circundante como debería, se quedó congelada en el tiempo durante millones de años.
Esta sección, que representa solo el 2% del genoma de las aves, llevó a creer que la mayoría de ellas podía ser agrupada en dos grandes categorías, con los flamencos y las palomas como primos evolutivos. Sin embargo, un árbol genealógico más preciso, que tiene en cuenta esta sección engañosa del genoma, revela cuatro grupos principales y aleja aún más a los flamencos de las palomas.
Los investigadores, liderados por Edward Braun de la Universidad de Florida y Siavash Mirarab de la Universidad de California en San Diego, descubrieron esta sección cromosómica al analizar los genomas de 363 especies de aves, revelando un árbol genealógico diferente del establecido previamente a partir de 48 especies. Este descubrimiento es parte del proyecto de genómica aviar B10K, una colaboración internacional destinada a descifrar la historia evolutiva de las aves.
El fenómeno de la recombinación genética, proceso por el cual los genes de los padres se mezclan en su descendencia, se encontró suprimido en esta sección cromosómica durante algunos millones de años, en el momento de la extinción de los dinosaurios. Esta supresión hizo que los flamencos y las palomas parecieran estar más cercanos el uno al otro en esta parte específica de su ADN. No obstante, al considerar el genoma completo, quedó claro que estos dos grupos están más distanciados.
Este hallazgo plantea la posibilidad de que otros organismos posean regiones genómicas similares, induciendo a error los análisis de su evolución. Destaca la importancia de una exploración profunda de los genomas para comprender la verdadera historia de la evolución de las especies.