Los amantes del café y el té podrían ver disminuir su riesgo de cáncer. Un análisis reciente revela efectos protectores particularmente marcados para el café con cafeína.
Un meta-análisis que agrupa datos de más de una docena de estudios muestra una asociación entre el consumo de estas bebidas y una reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer. Los resultados, aunque prometedores, destacan la complejidad de los hábitos de consumo y la necesidad de investigaciones adicionales.
Los cánceres de cabeza y cuello, séptimos más frecuentes en el mundo, están viendo aumentar su incidencia en países de ingresos bajos o medios. Estudios previos sobre la relación entre café, té y estos cánceres habían arrojado resultados contradictorios, lo que justifica este nuevo análisis.
El equipo de la
Universidad de Utah examinó datos de 14 estudios realizados por el consorcio
INHANCE, con participantes que reportaron su consumo de café con cafeína, descafeinado y té. Los investigadores observaron efectos protectores variables según los subtipos de cáncer e incluso para el café descafeinado.
Los resultados indican que quienes beben más de cuatro tazas de café con cafeína al día tienen un riesgo global de cáncer de cabeza y cuello reducido en un 17%. Se observaron reducciones específicas para cánceres de cavidad oral y faringe, con cifras que alcanzan hasta el 30% y 22% respectivamente.
El café descafeinado y el té también muestran efectos protectores, aunque menores. Sin embargo, un consumo excesivo de té podría aumentar el riesgo de cáncer de laringe, un resultado que requiere atención especial en futuras investigaciones.
Este estudio, publicado en
Cancer, fue financiado por el
National Cancer Institute. Abre vías interesantes pero recuerda la importancia de considerar los hábitos de consumo en su totalidad para comprender mejor sus impactos en la salud.
¿Cómo pueden influir el café y el té en el riesgo de cáncer?
Los compuestos bioactivos presentes en el café y el té, como los polifenoles, tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estas sustancias pueden ayudar a proteger las células contra daños en el ADN, un factor clave en el desarrollo del cáncer.
La cafeína, en particular, podría jugar un papel en la modulación de vías de señalización celular involucradas en el crecimiento tumoral. Sin embargo, el efecto exacto varía según el tipo de cáncer y la cantidad consumida.
Es importante señalar que los mecanismos subyacentes aún no se comprenden completamente. Se necesitan más estudios para dilucidar cómo estas bebidas interactúan con las células cancerosas y el sistema inmunológico.
¿Por qué varían los resultados según el tipo de cáncer?
Los cánceres de cabeza y cuello engloban diversas enfermedades que afectan distintas partes de esta región anatómica. Cada subtipo tiene sus propias características biológicas y factores de riesgo, lo que explica las variaciones en los efectos protectores observados.
Por ejemplo, la cavidad oral y la faringe tienen tejidos y exposiciones ambientales diferentes, influyendo en cómo reaccionan a los compuestos del café y el té. Esto puede explicar por qué algunos cánceres muestran una reducción de riesgo más marcada que otros.
Además, factores como el tabaquismo y el consumo de alcohol, frecuentemente asociados a estos cánceres, pueden modificar el impacto de los hábitos de consumo de café y té. Estas interacciones requieren un análisis profundo para ser comprendidas plenamente.