Las armas de energía dirigida, como aquellas que utilizan láseres o microondas, no son algo nuevo. Su fortaleza radica en su capacidad para interrumpir o destruir sistemas electrónicos sin recurrir a municiones. Menos costosas y más eficaces en ciertas situaciones, estas tecnologías abren nuevas vías estratégicas.
El sistema desarrollado por científicos chinos se basa en siete vehículos equipados con emisores de microondas. Desde puntos dispersos, estos dispositivos producen haces que convergen en uno solo, de potencia sin precedentes. Una técnica que recuerda al superláser de la Estrella de la Muerte en la saga de Star Wars, aunque aquí, los objetivos son satélites o equipos electrónicos.
Alcanzar esta convergencia perfecta no es algo trivial. Cada vehículo debe colocarse con una precisión del orden de milímetros, y la sincronización de los haces exige una exactitud de 170 picosegundos (es decir, 0,00000000017 segundos). Este reto se logró gracias al uso de fibras ópticas y dispositivos láser integrados.
Para garantizar tal precisión, los investigadores también aprovecharon el sistema de navegación por satélite BeiDou. Este último debió ser complementado con mediciones láser aún más precisas, asegurando una alineación impecable de los haces.
Las primeras pruebas han mostrado que esta arma sería capaz de interferir con las señales de los satélites GPS estadounidenses, privando así a ciertos equipos de sus capacidades de navegación. Además de las aplicaciones militares directas, esta tecnología podría emplearse para formación, simulación o experimentación tecnológica.
Uno de los puntos fuertes de este sistema radica en su bajo costo de operación. Alimentada por una simple fuente de energía eléctrica, esta arma permite disparos casi ilimitados, ofreciendo una alternativa a las municiones convencionales. Sin embargo, los investigadores se mantienen cautelosos en cuanto a su uso. Aunque prometedora, esta innovación aún no está lista para ser desplegada a gran escala. Los detalles sobre su potencia real o sus posibles debilidades siguen sin revelarse.
En un contexto de competencia tecnológica intensa, este avance posiciona a China como un actor principal en el campo de las armas de energía dirigida. Una tecnología que, si bien no destruye planetas como en las películas, podría redefinir las reglas de la defensa espacial.
¿Qué es un arma de energía dirigida?
Un arma de energía dirigida (AED) es un sistema que utiliza haces de energía concentrada, como láseres o microondas, para neutralizar o destruir objetivos. A diferencia de las armas convencionales, no necesita municiones físicas.
Su principio se basa en la emisión de ondas o rayos capaces de perturbar los sistemas electrónicos, interrumpir comunicaciones o dañar estructuras mecánicas. La energía es generada por una fuente eléctrica o química.
Estas armas ofrecen una ventaja estratégica: son rápidas, precisas y económicas. Su desarrollo está en pleno auge, especialmente para aplicaciones militares o espaciales.
Aunque prometedoras, las AED presentan desafíos tecnológicos. Requieren alta potencia, gran precisión y sistemas robustos para funcionar en entornos hostiles.