Datos recientes recopilados por la sonda espacial europea BepiColombo, destinada a Mercurio, durante su sobrevuelo por Venus, revelan una fuga de gases de la atmósfera de este último. Se ha detectado carbono y oxígeno en el espacio. Este descubrimiento podría arrojar luz sobre la comprensión de las características magnéticas frágiles de Venus.
Una representación artística de la misión BepiColombo sobrevolando Venus. Crédito: ESA.ATG medialab
A diferencia de la Tierra, que está protegida de las fugas atmosféricas por su campo magnético intrínseco, Venus no cuenta con un campo magnético estable. La razón es su interior más frío que impide el movimiento de materiales fundidos, necesario para la creación y mantenimiento de un campo magnético. En su lugar, la exposición al Sol carga los átomos de la atmósfera, generando corrientes eléctricas que producen una magnetosfera inestable y dependiente del Sol.
En agosto de 2021, la sonda BepiColombo atravesó esta débil magnetosfera en forma de cometa durante 90 minutos para frenar y ajustar su trayectoria hacia Mercurio. El análisis de los datos recogidos durante este breve paso reveló información valiosa sobre Venus. Parece que partículas cargadas, o iones, se escapan del planeta. El Sol acelera las moléculas en la atmósfera a velocidades extremadamente altas, suficientes para que estos iones escapen de la gravedad y se dispersen en el espacio.
La densa e infernal atmósfera de Venus, compuesta principalmente de dióxido de carbono, también contiene nitrógeno y otros gases en pequeñas cantidades. Ya se sabía que pequeñas cantidades de oxígeno se encontraban en el lado nocturno de Venus. Recientemente, un equipo de investigadores ha detectado este mismo gas en el lado diurno del planeta. Estos investigadores también concluyeron que la concentración de oxígeno disminuye con la reducción de la radiación solar.
Vista esquemática de la materia planetaria escapando por el flanco de la vaina magnética de Venus.
Entender la pérdida de estas moléculas y los mecanismos de su fuga es esencial para dilucidar la evolución de la atmósfera de Venus y cómo perdió toda su agua, declara Dominique Delcourt, coautor del estudio e investigador en el Laboratorio de Física de Plasmas.
La misión BepiColombo debería llegar a Mercurio a finales de 2025, después de un viaje de siete años. Paralelamente, varias misiones robóticas planean visitar Venus en la próxima década, incluida la sonda europea Envision prevista para 2031 y las misiones DAVINCI y VERITAS de la NASA, ambas también planificadas para 2031 después de retrasos.