La Anses, agencia sanitaria francesa, alerta sobre la luz azul de los LED integrados en los juguetes. La causa, una reglamentación demasiado permisiva para proteger los ojos de los niños.
Desde 2020, una nueva norma europea regula los juguetes luminosos. Sin embargo, pruebas recientes realizadas en juguetes que incorporan LED revelan que esta revisión es insuficiente. Algunos productos comercializados superan los umbrales de seguridad visual.
Los niños son más vulnerables frente a la luz azul porque sus ojos aún no han desarrollado una protección eficaz. Estudios muestran que esta exposición puede dañar la retina y alterar su sueño.
La Anses ya había dado la voz de alarma en 2010 y 2019. Investigaciones demuestran que la luz azul podría causar enfermedades oculares a largo plazo, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Según la agencia, los errores metodológicos en los cálculos de la norma de 2020 son la causa del problema. El protocolo basado en los escenarios de uso de juguetes con LED no es lo suficientemente estricto.
Tras realizar pruebas en 19 juguetes del mercado, la Anses concluyó que la norma anterior, de 2005, era mucho más protectora. Por lo tanto, recomienda un retorno temporal a esta versión, mientras se espera una revisión completa.
Mientras llega esta actualización, la Anses aconseja a los padres limitar el uso de juguetes luminosos dos horas antes de acostarse. Esto permitiría preservar el sueño y la salud visual de los niños. A futuro, el desafío es claro: garantizar que cada juguete que integre LED cumpla con criterios de seguridad reforzados para evitar cualquier riesgo ocular en el futuro.
¿Qué es la luz azul y por qué es peligrosa?
Los diodos emisores de luz (LED) emiten una luz blanca que contiene una alta proporción de luz azul, necesaria para su funcionamiento, pero esta luz presenta riesgos importantes para la salud ocular, especialmente en los niños. Su cristalino en desarrollo no filtra eficazmente esta luz, exponiéndolos así a un estrés tóxico en la retina. Este estrés puede causar daños irreversibles, aumentando el riesgo de degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
En comparación con las fuentes de luz tradicionales, los LED producen niveles de luminancia hasta 1.000 veces más altos, lo que aumenta el riesgo de deslumbramiento. Además de los peligros para la retina, estas fuentes de luz pueden causar incomodidad visual debido a su iluminación muy directa e intensa.
Los niños, que ya son vulnerables a la luz azul, son particularmente sensibles a los efectos de los LED utilizados en objetos como juguetes, linternas o faros de coches, que a menudo emiten grandes cantidades de luz azul. Además de la fototoxicidad, la exposición a esta luz por la noche o al anochecer altera los ritmos circadianos, perjudicando la calidad del sueño.
Concretamente, ¿cuáles son los riesgos que corren los niños?
Aquí algunos ejemplos de riesgos a los que se enfrentan los niños por una exposición prolongada a la luz azul:
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Daños en la retina: La exposición prolongada a la luz azul puede provocar lesiones irreversibles en la retina, aumentando el riesgo de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una enfermedad que afecta la visión central a largo plazo.
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Alteración de los ritmos biológicos: La luz azul inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño. Esto altera los ritmos circadianos de los niños, retrasando el sueño y afectando la calidad de su descanso, especialmente cuando están expuestos a juguetes luminosos por la noche.
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Fatiga visual: La exposición repetida a la luz azul, incluso a baja intensidad, puede provocar fatiga ocular, caracterizada por síntomas como dolores de cabeza, ojos secos y visión borrosa.